Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 01.

La mañana era fría, pronto sería final de mes, solamente faltaban un par de meses y días para Navidad y Jimin pensaba seriamente en trabajar turnos dobles antes de las fiestas libres y pasarlas con sus hermanos.

Despreciaba mucho aquellas fechas, pero sus hermanos las adoraban y él no sería estorbo para que pasen algunos momentos agradables.

Gracias a la luna el ambiente en el hospital estaba siendo tranquilo.

Jimin es un lindo y amoroso enfermero.

Hace un año aproximadamente pudo culminar sus estudios con mucho esfuerzo y dedicación, en la etapa práctica tuvo algunos turnos en el hospital donde ahora trabaja, por su buen desempeño y carisma con los pacientes se ganó un puesto como enfermero de turno.

Al ser omega siempre estaba a prueba, si algo salía mal sería despedido, es por eso que siempre se esforzaba para que todo estuviera bien.

En ese preciso momento trabajaba ordenando los historiales de los pacientes para llevarlos a las salas y así los médicos podían ver la evolución de los pacientes.

El teléfono suena y una de sus compañeras responde dejando al personal en completo silencio, al parecer una ambulancia se acercaba, pues hubo un accidente en la autopista. Uno de los médicos de planta corría por el pasillo seguido de algunos de sus compañeros.

Se apresura a ir para apoyar; sin embargo, a medio camino el doctor Junhyun, quien era su encargado, lo detuvo.

—Jimin, ¿podrías ir a la sala tres? —pregunta entregando un informe—. Tengo un paciente en espera y debo entrar a cirugía, son personas del accidente.

—¿No es necesaria mi ayuda aquí? —inquiere profesional despejando el área mientras toma los papeles.

—El reporte habla de heridas superficiales como raspones, algunas costillas y huesos rotos, al parecer la cirugía es porque uno de los tripulantes tiene algunos vidrios incrustados. Según los de la ambulancia todo está controlado, así que por ahora supongo que estaremos bien —sonríe tranquilo.

—Perfecto, si necesita algo estaré listo.

—Gracias, Jimin.

—Está bien... —responde a lo lejos, se escuchó el ruido del automóvil, los demás compañeros estuvieron alerta para dar inicio—. Suerte, que todo salga bien —termina de decir.

—Solamente tenle paciencia —el doctor dice antes de irse detrás de la camilla de la persona que iba a cirugía.

—Bien —Jimin se da la vuelta para dirigirse a la sala correspondiente.

De camino tomó un par de vasos con café y llevó uno con un alfa de avanzada edad que estaba fuera de una de las habitaciones, su esposa había sido operada y aún no despertaba.

—Podría ir a descansar, yo estaré pendiente de ella —sonríe cálido.

El alfa aceptó el vaso —Gracias, pero no quiero dejarla sola, quiero estar con ella cuando despierte.

—Bien, si necesita algo estaré rondando por aquí —se despide con un saludo antes de ir a donde le corresponde.

Ya no recordaba cuantos vasos había ingerido, Jimin tenía una adicción a la cafeína, amaba sentir lo caliente y amargo de la bebida pasar por su garganta, si no tomaba su café mañanero no funcionaba del todo bien.

Le recordaba tanto a su abuela, cada día a eso de las cinco de la tarde, su casa se inundaba de ese delicioso aroma. Entonces aquella linda omega aparecía con una pequeña taza llena de café, ella siempre llevaba zapatillas de tela con fondo acolchado. Tenía algunas cuantas del mismo color, con la diferencia en  los detalles que lo adornaban. Su abuela era una mujer elegante, fina y alegre.

Las canas en su cabeza no eran vanas, era muy sabia, Jimin amaba recostarse en sus piernas mientras ella enrollaba sus dedos en sus rizos bien formados.

Amaba los sábados cuando ella preparaba dulce de leche o arroz con leche y canela. El aroma inundaba la cocina y Jimin siempre corría hacia ella porque era el primero en tener una ración.

Siempre solía decir que los sábados se llevaban todo el dolor, pues ese día en especial pertenecía solamente a ellos dos.

Después que Seulgi partió ya nada fue igual. Nunca más.

Ella besaba su frente y Jimin se deleitaba en el toque de sus manos y en aquel tintinear del reloj de mano que siempre usaba. Su abuela siempre olía a café, ese no era su aroma característico, pero su abuela Seulgi siempre lo preparaba de forma artesanal y él simplemente amaba verla, disfrutar el proceso. 

Jimin siempre la recuerda con cariño, ella fue todo para él, sonríe al tener aquella memoria donde él la admiraba de espaldas y su cabello blanco brillaba en lo dorado de la puesta de sol.

Amaba las cosas que ella hacía, su forma de hablar y de andar. Jimin recuerda cuando ella le contaba que sin querer siempre captaba la atención.

Ahora solamente deseaba tener un poco más de tiempo, un momento más con ella antes de que partiera.

Deseó tanto fotografiarla y conservar su recuerdo para siempre, algo que fuera suyo. Pues cuando ella murió sus pertenencias se desecharon, su padre guardó bajo llave las pocas imágenes que existían.

Algo dentro de él se quebró al ver a su madre usar las zapatillas de su abuela. Aquellos que usó por última vez.

Ella solía llevarlo al jardín y recostarse en el césped a admirar las estrellas, le decía que allá había personas que ella amó mucho, y después de su partida el vacío de ausencia lo acompañaba, porque su más grande amor era la estrella más lejana y brillante.

Suspira saliendo de sus pensamientos.

Camina saludando a todo el que se encontraba, suspiró feliz, pues por todo el pasillo se percibía un deje de un muy cálido y apacible aroma, café... eso lo hizo sentir feliz y su omega se regodeó.

Era un tanto extraño, pues al ser un hospital hay muchos tipos de olores, y entre todos Jimin es capaz de distinguirlo e inquietarse por su causa.

Voltea en todas las direcciones, su omega parece sentirse animado y con energía... es simplemente extraño. Reprendiendo a su instinto, sigue su camino a toda prisa. Hasta llegar al frente de la habitación donde el doctor le envió, por un instante se detiene y suspira sintiendo una opresión en el pecho, no es una sensación mala, es solo diferente. El aroma es más fuerte ahora.

Quizá la falta de sueño y la mala alimentación le esté empezando a afectar.

Da un par de toques para anunciar su entrada, su vista está fija en los papeles y no se da cuenta de quién está dentro, parpadea suspirando, ¡por la vida! Ese aroma es maravilloso, el potente aroma del café lo envuelve.

No puede ser que su omega se inquiete por un aroma, Jimin odia a su lobo, en ocasiones puede ser tan sensible y diferente a su lado humano. Se reprende así mismo y actúa como lo que es, un honorable enfermero.

Tratando de recomponerse y verse sumamente profesional, saluda.

—Buenos días, por el momento el doctor se encuentra en cirugía, así que yo estaré suministrando su medicamento —al final levanta la vista después de leer el apellido, es curioso, pues es igual al del doctor Junhyun—. Señor Jeon... —Jimin se quedó viendo fijo al alfa frente a él.

—Hola —saluda cordial—, ¿sabes si demora mucho? —el alfa frente a él luce algo distraído y ¿temeroso?

—Entró a cirugía, me temo que será un poco tardado —Jimin abraza el papeleo a su pecho, el alfa miraba directamente a sus ojos.

—Diablos... —maldice chasqueando la lengua, Jimin supone que es como uno de esos pacientes que prefiere ser atendido por un médico, así que amable ofrece una simple solución.

—Si gusta puedo llamar a otro de los médicos —dice abriendo la puerta de la habitación.

—No es necesario, no te preocupes, solo necesito la dosis y listo, tengo una junta urgente que salió de improviso y me tengo que ir lo más pronto posible.

—Muy bien, no se preocupe, ubíquese en la camilla, por favor —Jimin busca lo necesario y prepara todos los utensilios. Se da la vuelta mientras ponía el líquido dentro de la jeringa.

Díganle loco, pero puede sentir la fuerte mirada sobre él. Suspira y habla—: Ya casi está, por favor acomódese en la camilla.

—De acuerdo.

—Bien, todo está listo —informa dándose la vuelta y de inmediato jadea del susto, pues ahí está ese alfa de espaldas recargado sobre la camilla y con una nalga al descubierto.

—¿Todo bien? —pregunta el alfa.

Jimin siente su rostro enrojecer, ¿por qué diablos le suceden este tipo de situaciones a él? El otro día una alfa lloró porque no quería dejarse inyectar, la otra vez un omega se desnudó porque la bata le picaba.

Ha visto muchos cuerpos y es tan natural en su trabajo, pero con este alfa siente como el calor sube por sus mejillas, apenado carraspea —Mmmm señor...

—¿Sí?

—Esto va en el brazo —muerde su mejilla interior para evitar reír al notar al alfa dejar caer la cabeza en la camilla.

Cierra los ojos intentando guardar la postura al ver a ese lindo alfa incorporarse tan rápido que casi cae al piso, voltea para no ver de más, de pronto el aroma del alfa se siente potente, ¿avergonzado?, ¿molesto? No lo sabe, pero su omega necesita calmarlo.

Jimin se molesta con su interior, eso es tan inapropiado, pero su maldito instinto le exige dejar salir su aroma.

—Lo siento, de verdad, Junhyun siempre las ponía... —el alfa intenta disculparse, se queda en silencio observándolo fijo.

—No se preocupe, fue mi error, no di la explicación apropiada —le calma con una leve sonrisa.

El hombre se queda paralizado, observa con detenimiento al omega. Siente su olor y luego se recompone al darse cuenta de la situación —¡Oh por la luna!, que vergüenza, lo siento tanto, pensarás que soy un pervertido o algo parecido...

—Tranquilo, todo está bien, el informe dice que estas últimas serán en los brazos —se acerca mientras Jungkook se despeja las prendas.

—Lamento eso —el alfa disculpa de nuevo dejando libre el lugar donde irá la dosis.

—No se preocupe —limpia el área con un algodón y toma su brazo, lo nota tenso—. Todo está bien, necesito que se relaje, no dolerá —sonríe para calmarlo.

El alfa suspira nervioso —Odio, yo odio esas malditas cosas, de verdad las odio.

Jimin niega y saca una bandita que guardaba con mucho cariño, tenían unas figuras especiales y siempre hacía sonreír a algunos pacientes adultos y niños.

Jungkook esboza una leve sonrisa —No me pondrás eso, ¿o sí?

—Por supuesto que sí, además, combina con sus ojos, pero para eso debe tranquilizarse —Jungkook sonríe y niega.

—Perdona, soy peor que un cachorro, ¿no es así? Imagínate un alfa temiéndoles a las agujas.

—No le veo nada de malo, está bien expresar nuestros miedos, no se preocupe.

Jungkook cierra los ojos con fuerza al ver la jeringa acercarse.

—Respire profundo señor Jeon, no se preocupe —masajea la piel—. Siempre hay paletas para los pacientes que se portan bien.

—Te creo —Jungkook admira las facciones del omega. Se pierde en los detalles de su rostro que olvida lo que están haciendo.

Jimin sonríe —Listo, lo ve, no dolió.

Jungkook parpadea, no fue consciente, estaba muy ocupado observando el rostro del omega.

—Eres muy bueno, en realidad no sentí nada —sus miradas se conectan, ambos dan una sonrisa tímida y el momento se ve interrumpido cuando el celular del alfa suena.

—Me alegro —el enfermero dice colocando una pequeña bandita por el pequeño punto de sangre que salió. Jungkook se apresura a abotonarse la camisa y se pone su gran saco.

—Bien, muchas gracias y lamento todo de nuevo, espero verte pronto. Te compensaré lo sucedido, lo prometo.

—Que le vaya bien, señor Jeon, no debe preocuparse —el omega se despide marcando casillas en las hojas médicas y sigue con sus rondas.

✧✦✧

Jimin pasó toda la noche verificando si alguno de los pacientes necesitaban de su ayuda, consoló a un par de omegas en espera de sus alfas, acudió cuando un alfa de avanzada edad tuvo un ataque de tos a causa de sus viejos pulmones y llevó café a sus compañeros de piso.

Visualizó el reloj, faltaban tan solo diez minutos para su salida, pronto serían las seis de la mañana. El doctor Junhyun se acercaba con un té en las manos, se lo ofreció con una cálida sonrisa —Jimin, ¿cómo ha ido todo?

—Todo bien, doctor, gracias. Los pacientes recibieron sus dosis, únicamente el anciano presentó dificultades para respirar, pero lo solucionamos.

—Perfecto, me alegra tanto no haber perdido a nadie.

—Lo sé, es un alivio, todos parecen estar bien por el momento.

—Perfecto, muchas gracias por tu entrega, las personas te aman, tienes carisma, humanidad y empatía —él sorbe de su propio té, hace rato se encontró con una omega mayor quien no dejaba de preguntar por Jimin.

—No es nada, me gusta lo que hago.

—¿Cómo te fue con Jungkook? ¿Se dejó inyectar? —pregunta con algo de pena.

—¿Jungkook?

—Si, el paciente que te pedí atender por la mañana, es un poco especial, no le agradan muchos de los aromas y nunca se deja inyectar.

—Sí, todo bien, llevó su dosis —Jimin sonríe.

—Espera... ¿se dejó inyectar? ¿Todo salió bien? ¿Estás seguro de que hablamos de Jungkook, del mismo Jeon Jungkook? —el alfa se sorprende dejando su vaso a un lado.

—Si usted se refiere al señor Jeon, justo aquí tengo los historiales y esperaba verlo para entregárselos y continuar con el chequeo.

—No puedo creerlo... —él le observó extrañado.

—¿Qué sucede?

—Jungkook es mi mellizo, el tonto tiene veintiséis años y le aterran las agujas, ¿puedes creerlo? Supuse que vendría a buscarme antes de terminar mi turno, es un alfa en toda la extensión de la palabra, pero muéstrale una aguja y parece un pequeño cachorro asustado.

—Encontré un gran parecido en ustedes, es algo extraño... No demostró nada de lo que usted menciona —Jimin sonríe al recordar lo sucedido—. Claro se puso algo nervioso, pero se tranquilizó y todo salió bien.

—¿Por qué ríes? Hizo algo raro, ¿no? La última vez fingió desmayarse cuando otro intentó inyectarlo o solamente pone esta expresión de alfa enfadado y asusta a todos.

—No es nada, él no hizo nada raro —mete las manos en su traje, las voces de sus compañeros le hicieron recordar de su salida.

—¿No te habrá incomodado y por pena no lo quieres decir?

Jimin niega con la cabeza —Se lo prometo, todo fue muy bien.

—Bien, eso espero, si no lo pondré en su lugar, es tu hora anda —él le da un par de palmadas en la espalda como muestra de agradecimiento y cariño.

—Muchas gracias por todo, doctor Junhyun.

—Descansa Jimin, lo necesitas, espero en casa te reciban con todo el cariño que mereces —él se puso de pie y le abrazó, el doctor era un alfa muy lindo, respetuoso y carismático.

Le tomó un cariño especial y conectó de inmediato con su personalidad, Jimin sentía que era como una hermano mayor.

—Gracias —le da una sonrisa melancólica—, saludos a Taehyung y Sung, y dígale que gracias por la comida, es muy lindo de su parte.

—Yo le diré, ya sabes cómo te adora, incluso he llegado a creer que te quiere más a ti que a mí —bufa, Jimin suspira e ignora perfectamente aquellos amargos sentimientos.

El doctor Junhyun estaba enlazado con un lindo omega llamado Taehyung, el producto de su gran amor les trajo como obsequio a su pequeño cachorro.

Jimin conoció a la familia cuando el pequeño bebé enfermó con altas fiebres. Taehyung llegó una noche en medio de llanto rogando por ayuda, Jimin lo atendió junto a uno de los médicos de planta y este estuvo al pendiente toda la noche yendo al área de pediatría. Taehyung se encariñó mucho con Jimin y le agradeció con su amistad. En aquel entonces el doctor Junhyun no estaba presente, pues estuvo fuera por algunas conferencias.

Ambos se despiden, Jimin va a los casilleros y se pone una sudadera, rezonga para sus adentros al ver en la pizarra de informaciones que se aproxima la Navidad, ¿quién hace decoraciones e informes tan anticipados? Odia tanto esas fechas.

Se despide de sus compañeros y sale, el frío azota en su piel, intenta abrazarse un poco al temblar, ya que la tela de la sudadera que lleva puesta no es nada adecuada, ya pronto recibiría su sueldo y podría comprar algo abrigador para él, lo último lo utilizó en sus hermanos y la despensa de casa. Suspira intentando tener un poco de calma a causa de lo helado del ambiente.

De camino a casa entra a una panadería para comprar algo para el desayuno.

Jimin era el mayor de cuatro, estaban Daebin alfa y Daesun omega quienes eran gemelas y tenían quince años, eran extrovertidas y estudiaban mucho para entrar a una buena universidad y por último estaba Minsuk un lindo alfa que pronto cumpliría once años, era muy callado y reservado; sin embargo, le encantaba estar cerca de Jimin, nunca se despegaba del omega.

Apresuró sus pasos, siempre llegaba a tiempo para hacerles de comer. Pronto saldrían de vacaciones y eso le animaba un poco.

Al estar al fin en casa, respiró y sonrió al sentir el aroma de sus hermanos, jazmín, pastel de fresas y chocolate amargo. Dejó su bolso colgado, se encaminó a la habitación de los chicos, bufó negando al pasar por la sala y ver las botellas de licor tiradas por todos lados.

—Otra vez... no puede ser —suspira con cansancio y sube por las gradas hasta llegar a la habitación de su padre, lo ve desparramado sobre la cama, cierra la puerta al sentir el olor fuerte y rancio que emanaba de él.

Por muchos años Jimin se sintió preocupado por él, sintió lástima y mucha culpa por todo lo que sucedía en casa, se culpó de todo... hasta por existir.

Para la desgracia de su familia, su madre omega los abandonó cuando Jimin tenía diez años, y de ahí en adelante todo fue un rotundo caos. Su padre se sumergió en el alcohol y en una fuerte depresión, lo que ganaba era para alimentar su vicio. Nunca fue capaz de superar el abandono de su omega, y nunca fue capaz de ver por su propia vida, mucho menos por la de sus cachorros.

Jimin supuso que su padre saldría adelante, pero no fue así, llegó un punto donde lo terminó culpando por la ida de su madre. Intentó ayudar a su padre y consolarlo junto a sus hermanos, pero lo único que ganaron fue el desprecio y el repudio del alfa.

No había familiares cercanos, Jimin no conocía a sus otros abuelos, solamente un día escuchó a su madre hablar con su padre sobre la muerte de alguien cercano.

Jimin no entendía como fue capaz de llegar hasta donde está. Fue él quién tuvo que crecer y olvidarse de ser quien era para convertirse en lo que sus hermanos necesitaban.

Eran tan solo unos niños siendo cuidados por otro niño que se obligó a crecer.

Los hermosos colores de las paredes fue suplantado por tristes grises, no había fotos familiares ni de ellos porque su padre las odiaba. Cuando creció y entendió que su padre tenía una fuerte tristeza y por la luna, en verdad le suplicó buscar ayuda, pero siempre se negó. Al final él solo deseaba que un poco de felicidad regresara.

Lo único que recibió fue una fuerte reprimenda y una fuerte bofetada que tardó en desaparecer, su padre lo culpaba y nunca supo el porqué.

Al llegar a la habitación de las mayores, notó a Daebin preparada, ella sonrió y fue a sus brazos.

—¿Cómo te fue, Jimin? —pregunta preocupada, Daebin es un amor, tenía cabello largo y ondulado, piel blanca y ojos café claro, justo como los de su padre.

—Tranquila, estoy bien, me fue bien gracias por preguntar, ¿estás lista? Traje algo de pan.

Jimin era el único con los ojos verdes, justo como los de su madre. Vaya suerte. Se dirige a la cama de Daesun y le habla, ella se cubre el rostro algo enfadada —Deja de molestar, Jimin.

Daebin la reprime por lo bajo, Daesun tenía un carácter difícil de llevar, era algo complicada y problemática.

Jimin suspira cansado, Daebin le dice que se hará cargo —Bien, iré con Minsuk, luego prepararé algo para comer.

—No te preocupes, ayer dejé algo listo solo para calentarlo y... —se da la vuelta buscando algo en uno de sus bolsos, sacó un par de billetes y se los entregó, Jimin la observa con sorpresa.

—No te enfades, estoy haciendo unos turnos en una cafetería...

—Daebin... no.

—Espera, es para ayudar un poco, sé que no es mucho, pero servirá en algo —sonríe con ternura para evitar que se preocupe.

—No puedes hacer esto, tus estudios pueden verse afectados y ahora debes tener más tiempo por lo de las evaluaciones para prepararte e ir a la universidad.

—Tranquilo, la dueña es abuela de una de mis compañeras de clase, nos da tiempo para hacer tareas, es muy buena y me obsequió unos pastelillos... traje tus favoritos, hermano —ella se acerca y lo abraza para calmarlo.

—No lo sé, no quiero que por esto te distraigas y se complique...

—No lo hará, créeme por favor, es más, si tú vez que algo cambia me dices y lo dejaré, solo quiero ayudarte Jimin, eres un omega y te esfuerzas mucho por nosotros.

—Bien... —corta con intención de que su hermana no se sienta comprometida o culpable por todo lo que él pasa.

Al salir se dirige a la habitación de Minsuk, al no verlo en su cama, ladea el rostro y nota el enredo de cobijas que están en el suelo y en el centro se encuentra Minsuk.

Jimin siente una opresión en el pecho, Minsuk era un alfa muy sentimental, tierno y amoroso, en un par de ocasiones ha recibido comentarios hirientes de Daesun y su padre por su forma de ser.

Siempre lo ha defendido, trata de hablarle y alentarlo. Pidió que la terapeuta de la escuela hable con él al igual que con sus hermanas, sabe que su vida no ha sido nada fácil y busca ayudarlos de todas las formas posibles.

Esa imagen le partió el corazón y le hizo recordar los días tan difíciles que pasó hace años cuando Haneul se marchó.

Era él solo intentando consolarnos.

Sus hermanos lloraban, Minsuk era un bebé y las gemelas tenían cinco años y él diez. Terminó llorando de mera frustración de no saber qué hacer, su padre no estaba y eran solo ellos en esa gran casa.

Como pudo intentó formar un nido con las mantas con el aroma de todos, él no quería a su madre, su olor le causaba dolor de estómago y fuertes náuseas, pero todo era por sus pequeños hermanos.

Jimin intentó hacer el nido una y otra vez, pero no parecía funcionar, se sintió inútil y solo quería salir corriendo e ir a su habitación y esconderse bajo sus cobijas, él solo quería a su padre de regreso, necesitaba a su abuela y que le dijera que todo estaría bien.

En medio del llanto se le ocurrió levantar un fuerte así como los que su abuela Seulgi hacía, buscó más prendas y las acomodó para que los olores de sus padres estuvieran cerca de los pequeños y fue así como logró calmarlos.

Odiaba los estúpidos nidos, fue ahí donde los abandonaron.

Los días después de eso fueron igual de caóticos, Jimin aprendió por sí mismo a hacer muchas cosas que no le correspondían, y también a dejar salir su aroma con medida para no sofocar a sus hermanos, Minsuk tuvo un shock a causa de su aroma a galletas cuando intentaba consolarlo.

Con el pasar de los días el aroma de su madre desapareció y Jimin entendió que ella no volvería más, que ni el llanto sobre toda sus prendas, ni los interminables ruegos iban a hacer que ella regresara.

Jimin suspira y se acerca con cuidado y antes de dar un paso Minsuk despierta y sonríe con pena, refriega sus ojos, que parecen miel.

—Llegaste —dice levantándose para correr y abrazarlo.

Jimin sonríe, Minsuk en realidad es un alfa muy tierno, su actitud sumisa provoca la necesidad de cuidarlo, protegerlo, es tan lindo y delicado.

—¿Dormiste bien? —pregunta peinando su cabello.

—Sí, gracias... —voltea a ver el montón de ropa y se sonroja—. Lo siento, yo lo recogeré después.

Jimin besa su frente —Está bien cachorro, no te preocupes —Jimin le sonríe y el sonrojo de Minsuk aumenta.

—Me hiciste mucha falta.

—Lo sé, cariño, tú también a mí.

Jimin ha sido citado en muchas ocasiones en la escuela de su hermano por profesores que se cansan de su actitud sumisa y tímida, compañeros que lo molestan y abusan de su forma de ser alegando que no es un buen alfa.

Minsuk es muy lindo, realmente un alfa muy tierno de ojos color miel, piel lechosa, pecas por todo su rostro y cabello ondulado, su complexión física no es tan robusta, es esbelto y muy lindo. Es muy delicado, ordenado y educado. Y era el más cercano a Jimin.

El alfa sonríe —Daebin trajo unos panecillos, ayer la ayudé a preparar algo para el desayuno, está horrible, no lo comas.

Jimin niega sonriente —Iré a preparar algo —Minsuk se abraza a él y sale para ir al baño, la sonrisa en el rostro de Jimin se borra al ver una marca vieja en la parte central de su espalda.

Su padre se volvió loco cuando él tenía seis años y llamó mamá a Jimin. El alfa mayor explotó y golpeó a ambos. Después de eso se volvió aún más distante de lo que era.

Anteriormente, cuando según él todo iba bien y su madre estaba junto a ellos, su padre tenía un buen trabajo, era arquitecto, su madre socia en una empresa y él era cuidado por una nana cuando su abuela murió.

Parecía que todo iba bien, eran lo que se podía llamar felices, luego Haneul volvió a quedar embarazada y decidió por cuenta propia quedarse en casa y trabajar desde ahí.

Su padre empezó a tener trabajos importantes, el tiempo en casa fue escaso. Su madre empezó a actuar extraño. Aquella omega hogareña fue sustituida por alguien que se encerraba en su oficina por largas horas.

Después de un tiempo su madre se arreglaba más, sus vestidos eran brillantes. Jimin siempre le decía lo hermosa qué lucía, pero ella no agradecía, solo lo observaba con seriedad y se iba dejándolos solos con la nana.

Jimin notó a una mujer que llegaba con flores a la puerta, era un niño y creía que las flores las enviaba su padre, porque él también lo hacía cuando llegaba del trabajo.

Las cosas cambiaron rotundamente cuando ella empezaba a irritarse con la presencia de los pequeños, les gritaba y golpeaba para que la dejaran en paz.

Gritaba que ellos eran los culpables de todo y los hacía llorar con sus ataques de furia, su nana entraba y se los llevaba a la sala de juegos para entretenerlos.

Mina, la nana, era una omega algo mayor que los quería mucho, era viuda y fue despedida al encontrar a Haneul besándose con una alfa dentro de un auto.

Haneul les prohibió hablar de ella, las cosas entre sus padres iban mal, su padre llegaba y su madre empezaba peleas absurdas, le hacía pensar a su padre que todo lo que hacía no era suficiente, que le importaba más su trabajo dejándolos a ellos olvidados.

Todo era complejo y tormentoso, su padre dijo que pediría algunos días para restablecer su hogar y así fue, los primeros dos días fue tranquilo, al tercero Haneul le reclamó diciendo que perdería importantes ingresos si seguía en casa.

Todo pintaba a ir bien hasta que ella dio la noticia de estar embarazada.

Su padre era un devoto amante de su esposa, Haneul era todo para él y creyó que un bebé nuevo compondría todo lo que estaba destruido.

En el embarazo ella lloraba todo el tiempo y Dongyun se desvivía por hacerla sentir bien, él intentaba hacer lo mejor para que su omega estuviera tranquila y cómoda, le obsequiaba cosas, cumplía sus antojos y todo lo que estaba en sus manos.

Al final ella agradecía y solamente decía que estaba cansada y que no podía con todo, fueron nueve meses arduos.

La Navidad se acercaba y ellos estaban emocionados por la llegada del bebé, cada año se reunían para decorar y hacer galletas caseras como lo solían hacer con su abuela.

Dongyun intentaba hacer lo mejor para todos y se dio cuenta de que nunca fue suficiente cuando a los días de que Minsuk nació, Haneul se había marchado, justo en Navidad, ¡vaya regalo!

Dejó una carta para explicar su decisión profesando doloroso amor. Jurando que regresaría cuando se sintiera mejor, dijo que todo lo hacía por ellos para no hacerlos sufrir.

Jimin suspiró con molestia por aquellos recuerdos y fue a la cocina para preparar algo para sus hermanos.

✧✦✧

Adaptación autorizada. Historia original de @EloisaGarcia93, gracias por permitirme adaptarla. 💗

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro